viernes, 23 de abril de 2010

Como ya es viernes y hace dos días que no trabajo en nada productivo esperando el fin de semana, un comentario de Depreforever en el post anterior me vino al dedillo para hacerme el ocupado y escribir sobre lo que el otro día que descubrí, haciendo zapping, en 6,7,8. En el programejo que garpamos todos para que nos digan lo boludos que somos. Antes de ir a los cortes ponen fotos de la mersada kirchnerista sonriendo y haciéndose los que están chochos de la vida por ser kirchneristas.

Algo así como la campaña de la buena onda. Pero las fotos demuestran que las risas son forzadas (¡En las fotos que ellos mismos mandan! ¡Pero sonreí aunque sea para la foto, loco!). La caripela de los panelistas tampoco ayuda mucho. Están como estreñidos. Esa gente tiene un bolo fecal adentro y se les nota.


Me imagino que la campaña se basa en que frente a la mala onda que les tiran millones de argentinos, aplican el voluntarismo de "al mal tiempo buena cara". Pero creo que van más allá. Estiman que si ellos se quedan con la etiqueta buena onda nosotros seremos los mala onda. Y si ellos son la gente feliz, nosotros los infelices. Y si en algún momento estamos felices nosotros, lo será porque vivimos en Cristilandia. ¿Hay algo más ingenuo?

También observo que al menos en mi ciudad, se juntan en la Plaza San Martín los finde y hacen una “mateada de la buena onda”. He pasado por ahí y efectivamente hay buena onda, pero cuelgan carteles en los que se definen (intentando ser irónicos, pero para ser irónicos hay que creer sinceramente lo contrario a los que se pregona) como "La mierda oficialista".


Mi humilde teoría es que no va a funcionar, porque ¿Quién carajo se les va a acercar a tomarse un mate con gente que se define así? ¿Quién va a sentirse motivado y contagiado por esa consigna? Tampoco es cierto que no les interese representar a las mayorías.

El problema del odio que experimentan algunos y que no se puede disimular por más fotos riéndose que manden, es que son poquitos. Odian no ser mayoría. Nos odian porque no estamos con ellos, para que a su vez, ellos se sientan que son los que conducen con sus ideas claras, a la mayoría.

El otro problema que tienen es que los más fanatizados, los patológicamente fanatizados, son los más activos, por cuanto terminan hegemonizado y dictando acciones a los normales, a gente que cree que el kirchnerismo es lo mejor que le pasó al país, pero precisamente como son normales, tienen una vida, aparte de la política y no tienen ganas ni tiempo de ponerse a marcar límites en el odio enfermizo de esos fundamentalistas.

Además, algunos se recluyen endogámicamente y cada vez son más exigentes en permitirse que otros que están medianamente cerca de ellos se sumen a la "mierda oficialista". El caso del diputado Lozano es paradigmático de eso.

Prefieren cerrar filas con un profesor de la UCEMA como Amado Boudou, que con un compañero de ruta como Claudio Lozano y todos los que lo siguen y respetan a él y a Pino Solanas y otras expresiones de lo que podría denominarse el amplísimo Campo Nacional y Popular.

Hay que ser un kirchnerista puro o nada: Entonces es nada.

Y nada significa nada. Nada de alegría incluido.

Al margen
678 o como gastar de la nuestra al pedo.

678 es un programa antiguo. Se basa en conceptos comunicacionales muy viejos y que ya han demostrado su completa inutilidad. La visión de un televidente pasivo recibiendo información decodificada ya no servía ni a fines de la guerra fría en los 80.

Que junten 3 o 4 puntos de rating no significa nada (no sólo porque apenas son 300 o 400 mil personas) sino porque lo que importa desde la Teoría de la Comunicación es cómo es receptada esa info, cuáles y cómo son las audiencias que las reciben y -lo más importante- es qué hacen con esa información. Considerar también que cuando fue como invitado, luego de una importante promoción previa, el ex presidente Néstor Kirchner, el programa marcó 2.1)

Es un programa que se queda a mitad de camino. Porque el objetivo es ser masivo, pero está dirigido a pocos. De la misma manera que Cristina que en sus discursos le habla a la gronchada que tiene sentada enfrente, que son sus lacayos, empleados o cautivos; en 678 le hablan a los que ya creen y coinciden en lo que emiten.

Pero además se fundamenta en la búsqueda del Santo Grial, del programa (o producto emisor) perfecto que logre cautivar a la audiencia, que la movilice y la lleve a la acción (que en definitiva de eso se trata la comunicación moderna). Muchachos, eso nunca fue posible y menos lo será ahora en que los públicos (todos los públicos desde el más hambriento hasta el más satisfecho) son tan sofisticados y tienen tanta información de gran cantidad de fuentes de las que se nutren que ni siquiera funcionaba en los programas de radio de los Nazis en los 30 o en la gran antena Ostankino en el Moscú en los 70 y 80.


La que se denomina teoría de las canastas demuestra que más que un sólo producto de consumo cultural que contenga toda la info hay que generar muchos productos para diversos públicos en diversas plataformas, tantas como las que utilicen esos segmentos objetivo. Y lo más triste y difícil de asumir por la monada K es que de todas maneras, la plebe sólo incorporará la información que ya coincida con lo que piensan, creen y sienten previamente a enfrentarse a esos productos.

Se comunica conectando lo que yo creo (y quiero decir) con lo que la chusma ya cree (y quiere -y permite- que se le diga). Así de simple. Si fuera tan fácil como pretenden en 678, viviríamos en 1984 o en la granja de George Orwell.

Pero ya es viernes en el chiquero, gracias a Dios.

201 gronchos opinaron antes que vos :

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Anónimo dijo...

GRACIAS 6,7,8 POR ABRIRNOS LOS OJOS!!! VIVA PERÓN!!! VIVA CRISTINA POR SIEMPRE CARAJO!!!!

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