Una historia de Navidad

Todos bañados y perfumados, con las mejores pilchas, puteándonos por no haber hecho el esfuerzo de conseguir droga para hacer más llevadera la noche, nos preparamos para disfrutar la Navidad.

Estamos todos: El Tío piromaníaco que contagia su espíritu destructivo a los pequeñines. Arranca tirando cohetes en el fondo y alguna que otra cañita voladora. Compra Chasqui Boom para los más chicos, para hacernos cómplices a todos y termina revoleando bombas de estruendo al techo del vecino. A eso de las once de la noche ya se quemó 400 magos. Pero lo bueno está por venir: Hacia las 12.30 le explotan en el bolsillo del pantalón ocho petardos. Escándalo general. Uno quisiera dejarlo morir o sacrificarlo para que no sufra. Pero algún comedido lo carga en el auto para terminar la noche en el Instituto del quemado.

Los Pomar presentes. Cuando no haya más tema
de conversación lo mejor es hablar del caso
y putear a la Policía y la Justicia

La abuela, que hace como seis Navidades se supone que es la última que pasará de este lado del vidrio, sigue y está mejor que nosotros. Come como lima nueva. Nos muestra radiografías y estudios clínicos y nos recuerda que con Perón esto no pasaba. Nos cuenta de familiares que no conocimos, critica lo gordos que estamos y lo fracasados que somos. Pero es la explicación biológica de la herencia genética de lo hincha pelotas que son nuestros padres y una advertencia de en qué nos convertiremos con el tiempo.

La cuñada empieza a tomar a las seis de la tarde. A las nueve y media ya está llorando y criticando al impotente del marido o sea a nuestro hermano. No sabemos bien cómo pero nos hace entender claramente que no estamos a su nivel. Hay un par de viejos que no conocemos pero que nos saludan amablemente mientras comen sin parar y nos revisan los cajones. Los perros, como locos, se esconden debajo de la cama y nos invitan a acompañarlos. Lo pensamos, pero no. Hay que poner buena cara sabiendo que a las dos de la mañana los rajamos a todos.

Están los que el alcohol les pega para el lado del bajón y nos aseguran que el mundo se acaba en 2012, que sus padres no los querían y que la mancha que nos salió en la cara seguramente es Cáncer. Los otros, los que les pinta euforia, se ponen a cantar las canciones del Pincha y juran venganza contra los catalanes. Prometen que cuando terminen de pagar las cuotas del viaje a Dubai se pondrán a ahorrar para seguir a Estudiantes en la Libertadores 2010.

La monada intenta volver del sueño pincharrata.
¿En qué cabeza cabe viajar por Air Comet cuando
había pasajes en el Loyd Aéreo Boliviano?

A las once ya no sabemos qué hacer. Ya charlamos de todo con gente que no vemos desde la Navidad anterior y con la cuál no hablaríamos ni que estuviéramos en una isla desierta. Arrancamos criticando el modelo conservador del gobierno y terminamos peleándonos sobre si Ricardo Fort se la lastra o no. El abuelo que se tomó cuatro botellas de Ananá Fizz se pone en bolas y casi se ahoga en la Pelopincho.

Puteamos a los kirchner, al intendente, al puto de Messi y a los familiares que no quisieron venir a pasarla bien con nosotros. Por el calor, el chupi o el cansancio vemos como extraños a nuestros propios hijos. Nos damos cuenta que simplemente están bañados, peinados y sin cara de culo.

Al cuñado que le tocó vestirse de Papá Noel lo detienen los vecinos del Foro de Seguridad del barrio. Proponen ajusticiarlo. Se aclara la situación y la fiesta sigue. Llega la hora de los regalos. Sí, otra vez un par de medias y dos pañuelos.

Ojo con el vino que la patrona
se pone canchonda

Con Vitel Toné, pionono de atún o palmitos, un asadito o pollo. Con 100 por ciento de humedad y 36 grados de térmica. Cortando clavos para que no se corte la luz y que la Justicia no nos acuse de haber envenenado a toda la familia con la ensalada rusa que está fuera de la heladera desde las tres de la tarde. Comiendo Mantecol, manices con chocolate, turrones de 1500 calorías y chupando hasta que ya no duela, le ponemos garra. Entendiendo a la Navidad como la posibilidad de renacer.

A no perder las esperanzas que
la familia es lo mejor que tenemos.
Por ahora

Un videito corto de la Romi Lescano, en un temazo de Rocío Durcal. Tiene menos entonación que yo, pero me encanta porque tiene actitud. Estoy seguro que con la mitad de su autoestima ya sería millonario.

El Observatorio de Políticas Públicas contra la Pobreza llegó a las primeras conclusiones: El problema son los pobres. No hay culo que les venga bien y se empecinan en seguir siendo pobres. Podrían mudarse a un pisito frente al río en Puerto Madero y sin embargo deciden seguir en esas feas casas en el conurbano.

No todas son pálidas. Lanzan el Programa

"Pizza, Birra, Faso" para fomentar
la vida sana entre la purretada.

Van a replantear lo que venían haciendo con la asignación Universal y ahora se habla de entregarles tarjetas nuevas de Resignación Universal. Es decir todos los niños hasta los 18 años van a tener la posibilidad y el derecho de resignarse a seguir siendo pobres.


Realistas: Los gobernadores piden que por favor les manden las migajas de la Coparticipación Federal.

Tendencias 2010: Tener en cuenta que la exportación de Efedrina ya no es buen negocio

FELICES FIESTAS PARA TODOS!!!

“Me pregunto qué impresión suscita en el argentino el simple acto de fijar la vista en el horizonte y no ver nada”, Sarmiento