Payasos peligrosos

Hemos visto y oído cosas tristes y graciosas en los últimos 25 años en la política argentina. Así es la comedia nacional, como con las películas de Luis Sandrini que primero te hacían reír, pero terminabas llorando.

Hoy recordaremos las mejores de Raúl Alfonsín como aquella declarando la economía de guerra y el Plan Austral a meses de las elecciones de 1985. También cuando a los pejertos que pensaban estar defendiendo la democracia los despidió con su "Felices Pascuas" y otras imbecilidades por el estilo, difíciles de superar. En aquella época un viejito se quejaba en la cola del Banco por su mísera jubilación y enseguida saltaba alguien tildándolo de golpista y de no defender la democracia.

También merecen destacarse la cantidad de veces que calificó a los opositores como golpistas (en 1985, para la gilada, metió presos a unos cuantosdirigentes y periodistas), o las veces que ante cada paro y movilización de la CGT de Saúl Edolver Ubaldini, sacaba a todas las ratas de la SIDE a producir "atentados" y disturbios (como los de la esquina de Modart). No funcionó: los paros fueron cada vez más masivos y aglutinantes de los trabajadores y de las capas medias del campo y la ciudad.

Y la más patética provocación, que algún día pagarán como es debido: el robo de las manos de Perón a semanas de las elecciones que consagraron a Carlos Saúl Menem. Enrique Nosiglia también deberá pagar por eso. Años antes, se había hecho famoso el agente de inteligencia Raúl Guglielminetti y la no menos famosa oficina Ojota de escuchas telefónicas, que a la luz del sistema de los Kirchner para espiar a propios y extraños era un locutorio de Villa Ortúzar.

Previo a las elecciones generales de 1987 la policía brava del ministro de Gobierno del gobernador radical Alejandro Armendáriz, un tal Portessi (sí, con esas caras de pelotudos, también tenían manitos de obra desocupada) mató a tres pibes militantes peronistas que realizaban una pintada en Ingeniero Budge, tratando, como lo hicieron con las manos de Perón, que la masa desaforada saliera a romper todo, y así torcer la intención de voto de la asustadiza clase media. No funcionó: Ganó Cafiero.

Y la última que se le recuerde a Alfonsín es el intento de toma del Regimiento de La Tablada en enero de 1989. Allí, recordarán los más viejos, un grupete de infelices integrados por el ex erpio y agente de la Stazi, la policía secreta de Alemania Democrática, Enrique Gorriarán Merlo, y empleados del gobierno radical como el abogado Roberto Felicetti y el cura Antonio Pugainé, totalmente intoxicados por la SIDE se hicieron matar al pedo alertando contra un alzamiento que sólo existía en el escritorio del ministro Nosiglia. Les salió mal porque el entonces gobernador Antonio Cafiero se avivó y los mandó a rodear con la Policía bonaerense. No funcionó: Ganó Menem.

Pero la de un presidente, como Néstor Kirchner, en este caso, en un acto oficial a cinco días hábiles de las elecciones "solidarizándose" con los encuestadores (todos oficialistas, mediocres, mentirosos y a sueldo de nuestros impuestos), "amenazados de muerte vía e-mail" es de los mejores chistes que atesoraré en mi listado personal. Porque son así berretas y graciosos (y peligrosos). En ése mismo discurso, a punto seguido habló de los policías asesinados en La Plata y de sus hipótesis.

PD: Sin saber nada del tema fuera de lo que dicen los diarios, la muerte de los tres policías, preanuncia que será nuevamente en el territorio bonaerense donde comenzará a disputarse el poder de los próximos años. Alguien le envió a alguien un mensaje fuerte y poderoso. ¿Alberto Fernández no tiene nada que decir?

Es finde, puedo escribir largo.