¡Mamita!

Día de la Madre, está bien, al fin y al cabo es una vez al año.

Cada vez que hay una fecha que festeja algo relacionado más con la culpa que con el amor, nos mortifican con las publicidades previas. Los comerciantes a su vez, se dejan atrapar por una nueva onda publicitaria que incluye el ridículo como manera de "conectarnos" emocionalmente.

Así, la mayoría de las mujeres que aparecen estereotipadas en la televisión uno no entiende cómo es que han llegado a la adultez siendo tan pelotudas.

Sin embargo, este año bajaron las publicidades de madres deseantes de tener un celular con camarita cuando por la cara de las modelos es fácil suponer que apenas entienden de qué se trata la radiofonía son hilos. Pero este año estuvieron a full las de lavarropas, televisores y fundamentalmente de electrodomésticos chicos.

Es que ya se están cumpliendo los diez años desde que los argentinos pudimos renovar lo que se había comprado en la década de los 80 con la explosión de las exportaciones de Martínez de Hoz. Fue en los 90, allá por el 95 y 96, cuando se adquirieron los televisores que ahora se están agotando, los equipos de música que ya no leen CDs y licuadoras en cuyas rajaduras anidan millones de colonias bacterianas.


Todo bien. Existimos si tenemos. Pero que la misma industria publicitaria nos intente vender como las madres modelos a seguir a Maru Botana y a Valeria Mazza es mucho.

Adelfa, fuiste felíz, éso es lo que importa
1925-2007

Hoy no hacemos campaña por el Arroba de Oro. Murió Adelfa, la madre de todos los que odiamos trabajar.