Si Dickens viviera sería un twitstar que con sus entradas y fotos colapsaría la red. Sus delirios serían trending topics. Tendría millones de seguidores en Facebook y como era un gran amante de los avances científicos y novedades, seguramente estaría en Vine subiendo videítos cortos.
Dickens creó la Navidad tal y como la conocemos hoy. Había sido abolida a mediados del 1600 en Gran Bretaña hasta que el muchacho publicó "Cuento de Navidad". Allí reinventó lo que hoy vemos como banners navideños en Internet, las luces en el arbolito (que en 1843 eran velas encendidas, que también daban mucho trabajo a los bomberos), los villancicos. Inventó hasta la frase “Merry Christmas” y el hecho de que la Navidad sería por siempre blanca aunque la pasaras en Buenos Aires con 40º de térmica. Faltarían cien años para que Coca Cola mundializara el concepto. Pero es todo obra de Dickens.
Pero lo que nos trae aquí no es el invento de la Navidad sino su novela Oliver Twist, tal vez la primera obra de ficción con contenido clara y deliberadamente social. Allí se relatan las desventuras del pobre Oliver, desesperado del hambre, sólo, y obligado a delinquir. Allí se describe el trabajo infantil, la bestialidad de las condiciones laborales del incipiente capitalismo, la mugre de las calles de Londres, la avaricia (en realidad la obra no trata del pequeñín sino de Fagin) del viejo que dirigía la escuela de niños-ladrones. Es una obra explícitamente racista y estereotipante (se nombra en ella a Fagin como "El judío" al menos 300 veces en poco más de 300 páginas, luego se las tomaría con los negros que conoció en Estados Unidos.
Como en una novela del propio Dickens, su padre recibió una herencia y saldó finalmente su deuda. El joven Charles ya tenía 15 años. Estaba listo para comenzar a escribir sobre lo que había vivido. Y así retrató aquellas imágenes espeluznantes de miseria, suciedad, explotación y espanto.
Mentiroso, mujeriego, moralista y soberbio, vendía sus historias en capítulos anexados a los diarios, ajustaba el contenido de las entregas a lo que escuchaba en las calles y reuniones, pulsaba, en lo que hoy serían los focus groups y el minuto a minuto del rating, sus siguientes fascículos. Un genio del marketing pero mucho más inspirador que esa genialidad es el hecho que, como siempre refería a sus amigos, lo motivaba e impulsaba el recuerdo del hambre que había sufrido.
Esta larga introducción sólo apunta a poder presentar estas líneas de Ludwig von Mises, publicadas en "Seis lecciones sobre el capitalismo".
"Lo cierto es que el capitalismo, pese a cuantos beneficios derramara, fue y sigue furiosamente atacado y vilipendiado. Conviene que nos detengamos un momento en el análisis de las causas de tan feroz antipatía. El odio al capitalismo no brotó de las masas trabajadoras; provino, mirabile dictu, de los aristocráticos círculos latifundistas de las islas británicas y del continente.
Les molestaba a estos privilegiados el que los superiores salarios pagados por los nuevos industriales les obligara a ellos, a los nobles señores terratenientes, a incrementar la soldada de sus servidores agrarios. La hacendada aristocracia centró por eso su crítica en la baja condición de vida de los obreros fabriles.
El nivel de subsistencia de tales trabajadores, evidentemente, desde nuestro actual punto de vista, era extremadamente pobre. Vivían aquellas gentes, sin lugar a dudas, muy mal, pero lo que importa es destacar que tal indigencia en modo alguno era consecuencia del incipiente industrialismo capitalista. La verdad es que esos contratados obreros de las nuevas fábricas llevaban soportando ya, desde siempre, condiciones de vida verdaderamente infrahumanas.
Una de las mayores falsedades históricas es aquel mito, mil veces repetido, según el cual las mujeres y los niños que acudían a las fábricas anteriormente habían disfrutado de idílica existencia. Cuando, en tropel, las tan mentadas madres acudían al taller, no estaban dejando tras de sí agradables viviendas y bien repletas despensas; se amontonaban a las puertas de los nuevos establecimientos fabriles implorando acceso, precisamente porque la mayoría de ellas no sabía ni siquiera lo que era una cocina; y de poco hubiéraseles servido tal conocimiento al carecer de cosa alguna cocinable.
En cuanto a los niños, nadie, desde luego, los arrancó de alegres y caldeadas nurseries; lo que hizo la fábrica fue salvar a aquellos pobrecillos de morir de hambre y de frío en infectos lodazales.
Fácil es refutar toda esa cháchara acerca de los indescriptibles horrores del capitalismo inicial, consustanciales al mismo tiempo, cuando, a través de la revolución industrial inglesa, comenzaba el nuevo sistema a tomar cuerpo, si pensamos que precisamente en tal época, de 1760 a 1830, la población británica duplica su número, lo que proclama bien claro que millones de niños -ayer condenados a desaparecer- podían ahora sobrevivir y llegar a la edad adulta".
Así las cosas, les dejo otra inquietante idea para pensar y si da debatirla: La pobreza es hereditaria La neurocientífica cognitiva Martha Farah sostiene que la segregación excesiva de cortisol, una hormona producida por el estrés, en la infancia, afecta y determina el resto de la vida de ese chico. Sin embargo, como ella misma indica, el cerebro siempre está aprendiendo y se puede revertir. Pero hay que decidir hacerlo.
Por mi parte, como de alguna manera también diría Dickens mientras compartiría una cerveza con amigos, me quedo con la frase de Scarlett O'Hara en el final de Lo que el viento se llevó, "Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos".
Muy bueno. La macana es que seguimos mas o menos igual, discutiendo las mismas boludeces teóricas o análisis instantáneos mientras la realidad pasa frente nuestros ojos.
ResponderBorrarSin ser Charles santo literario de mi devoción, en esta lo banco. Lo que se cuestiona aquí es su supuesto anti-capitalismo, cuando en realidad Dickens no lo cuestiona moralmente. Lo que hace es apelar al individuo y promover la filantropia -voluntaria, no impuesta por el Estado. De hecho sus personajes son ferozmente individualistas; no se dejan atrapar por las instituciones (Oliver Twist) ni por mandatos de clase (Pip, de Great Expectations.) Es precisamente el socialismo (y también sus detractores libertarios) quienes suelen colgarse de la popularidad de Dickens y utilizarlo para sus propios fines. Saludos!
ResponderBorrarY dale con pegarles a los gronchos lease vagos. Desde la antigua roma se le daba pan a los vagos/gronchos y es necesario hacerlo ¿Por qué? Bueno la gronchada está organizada, tiene sindicatos, politicos y trabajos burocráticos en el estado.
ResponderBorrar¿Qué hacemos con los gronchos? En 7 años de bloguear y tuitear Groncho no tiraste una idea sobre que hacer con la gronchada, lo unico que hiciste fue despreciarlos, te indignas como los boludos que se indignan con el peronismo.
pd: A mi tampoco se me ocurre nada pero trato de indignarme menos.
OPI, Mr Groncho ironiza y satiriza sobre la gronchada a la vez que la visibiliza, de hecho es uno de los responsables de haberle dado un contenido al significante vacio Groncho, así con mayúscula, tal es así que ahora tiene su par kirchnerista Yegua y Groncha, que hace lo mismo con menos ácido.
ResponderBorrarCon respecto a al video recomiendo unas conferencias de un tal Robert Sapolsky que estudió las consecuencias del estrés prenatal y en la niñez. Avala lo que dice la mina.
Of topic pero que tiene que ver con la gronchada, no se si conocen la poesía de Orcar Fariña. googleenlá.
Interesante lo de la mina el video. Hasta donde yo sé, por lo que veo, la pobreza es culturalmente transmitible de generación en generación: como no tiene, el pobre no aprende a administrar, y cuando tiene, tiende a dilapidar. No es siempre así, no estoy generalizando, bla, bla, bla, todo eso. Solo señalo algo que veo con cierta frecuencia.
ResponderBorrarmuy bueno groncho!
ResponderBorrarDe a poco hay que ir desterrando de nuestra cultura el análisis Felipe Pignista, de criticar hechos y períodos históricos con el contexto y valores de la actualidad.
Claro que los niños de las fabricas la pasaban para el orto, pero como ud. bien dice, o hacían eso o se morían literalmente de hambre, como en las épocas previas a la revolución industrial
Vamos que a este ritmo llegamos a dos posts por año. Productividad laboral simil Boudou
La Revolución Industrial prácticamente salvó al pueblo inglés pues precisamente en sus inicios se produjo la Pequeña Edad del Hielo, período notablemente frío que arruinó las cosechas (y a los campesinos)que empujados por el hambre emigraron en masa a las ciudades donde, afortunadamente, obtuvieron trabajo gracias a las nuevas empresas que surgieron bajo el paraguas de la máquina de vapor. Para los trabajadores, esas nuevas condiciones eran la opción a la muerte por inanición. En cambio en otras regiones de Europa no fueron tan afortunados, y la población se redujo en varios millones, por hambre y además por la Peste Negra, favorecida por esas condiciones de hambre y hacinamiento. Epoca de quema de brujas, de fanatismo religioso, de historia de hombres lobo, etc.
ResponderBorrarMe encanta Dickens. Valora el esfuerzo individual en una sociedad que estaba perdiendo su esclerosis y dándole lugar a muchos parvenu, fruto de la revolución industrial y el iluminismo escosés.
ResponderBorrarTodo lo contrario de Crimen y Castigo, en una sociedad rígida y sin futuro posible.
Von Mises, en la tecla, como siempre.
But, but, but: todo lo que sea determinista, me hincha soberanamente. En el SXIX había científicos re-sesudos que explicaban porqué los negros eran inferiores.
Creo que en la vida hay una curva de Gauss para los individuos, y a partir de ahí, el resto es el medio, en el que podés prosperar o no. Como cientos de bolitas, que vienen, se desloman cultivando ajíes y lechugas y en una década, compran su tierra. Igual que nuestros abuelos hace sesenta años.
Como dice Pareto, la supremacía social es lo más inestable que hay.
Una alegría que vuelva a escribir.
La Campaña del Desierto extendió la frontera de la civilización. Fue una guerra contra los originarios. El malón, esa especie de patrulla oportunista que acechaba los poblados para llevarse caballos, mujeres y cabelleras fue el resultado del ingenio militar del indio. Hoy Roca y Sarmiento son vilipendiados por sus excesos verbales y muchas veces por su ferocidad. Pero ellos posibilitaron la patria, construyeron la plataforma Argentina que prometió la grandeza de la civilización sin imperio y con República. Hoy los malones volvieron por sus fueros. Sin lanzas, ni caballos montados a pelo, sin alaridos que los anuncian están acá, entre nosotros, odiando, codiciando y matando. Vencieron. Curiosamente aquella epopeya implicó la construcción del Estado necesario, en tanto que esta miseria que es Argentina hoy es posible por la degradación del Estado.
ResponderBorrarHola, el post me encanta, solo quiero destacar un error en cuanto al término "hereditario". Nada hay de hereditario en lo que describe la investigadora. El error viene dado por la nota que lo titula de esa manera. Se encuentra en sintonía con ciertas viejas mañas como: "se deccubrió el gen de la violencia" o el de la homosexualidad....una locura peligrosa.
ResponderBorrarSolo lo marco porque realmente, en muchos casos, es la nueva eugenesia.
El "determinismo genético" es tremendamente peligroso por todo lo que implica, y por lo menos, no hay que alentarlo.
Felicito al autor del blog, realmente es luminoso.
Siempre les pido lo mismo a mis amigos anticapitalistas y progres: "Enumerame 4 o 5 legados que el socialismo (real, el ejercido)haya dejado para la humanidad, para las generaciones posteriores" Nunca nadie me pudo dar una respuesta más o menos aceptable. Mientras siguen pensando, todos viven disfrutando de los productos del capitalismo, como esta misma computadora y los sistemas que hacen posible estas comunicaciones. Saludos, Mr. groncho, de malbec1999
ResponderBorrarScarlett O Hara no prouncia esa frase al final de la novela,sino en el medio. Sí la pronuncia en la película justo antes del intervalo, levantando su manita llagada al cielo, en Tara.
ResponderBorrarQuerido Mr. Groncho: Lo que Ud. describe en su nota es el instinto de supervivencia. Este, fue parido por la madre naturaleza, que hasta hoy, solo la democracia lo protege. El comunismo creyó poder anularlo haciendo uso del llamado colectivismo y allí firmó su condena. Cualquier forma social que pretenda anularlo está condenada a desaparecer. Lo mismo ha ocurrido con las monarquías, la esclavitud, los feudos, los imperios, el absolutismo, etc. Todas ellas acaban en el momento que intentan apropiarse del control absoluto de la acción del hombre. También está demostrado que cuando la democracia busca anular este instinto; degenerando otras formas como tiranías, dictaduras o aristocracias, estas nacen sabiendo que su destino está marcado pues están forzadas a anularlo. Necesitan evitar que en el hombre despierte su instinto natural, pues el solo hecho de que aún permanezca latente implica que la estructura sobre la cual están asentadas se desmoronen. Como ejemplo lo invito a ir no muy lejos. Al otro lado de la frontera democrática, donde esta ha comenzado a corromperse. Puedes ver como entre sus habitantes el instinto permanece a flor de piel en una búsqueda desesperada para resguardarse, es el principio del instinto de supervivencia; el de su propia supervivencia. Pero si tienes dudas puedes transitar por Camino Negro a las 2 de la mañana y podrás sentirlo fluir por tus venas. Jamás nos ha abandonado, es innato.
ResponderBorrarMuy bueno salvo algunos datos históricos que son erróneos, por ejemplo que en Inglaterra y Francia ya no regia el régimen de servidumbre en aquella época, los "aristocráticos círculos latifundistas" no estaban en las islas británicas, si en el resto del continente.
ResponderBorrarTambién que la población se duplico en Inglaterra, es cierto, pero fue debido a la "revolución agraria" que es consecuencia indirecta de la revolución industrial, pero es bueno aclararlo.
En fin siempre muy entretenido y gracioso el relato don groncho. Saludos.