lunes, 31 de marzo de 2014

Nuestra noche más oscura. Parte 1

Hace un año La Plata se enfrentó a algo totalmente desconocido e imprevisible. Hubo errores humanos que fueron superados por la magnitud del desastre, por la falla de los sistemas que debían alertarnos, la carencia absoluta de un plan de contingencia más allá del voluntarismo de sus protagonistas. La inoperancia e inacción del Gobierno Provincial y Nacional y la maldad maquiavélica, el cinismo y la hipocresía de funcionarios como Daniel Scioli y Cristina Fernández que algún día deberán pagar por ello, además de otras miserias humanas que describiré más adelante. 

Pero también la ciudad fue testigo de impresionantes actos de heroísmo cívico de gente común realizando actos extraordinarios que intentaré contar. De la conmovedora solidaridad de cientos de miles de argentinos, de platenses que salieron a las calles a ayudar, a llevar una vianda de comida caliente, abrigo o simplemente palabras de consuelo. Los que ayudaron a sus amigos o compañeros de trabajo y estudio a limpiar sus casas, los que prestaron dinero para recuperar sus muebles.

Estas líneas no pretenden tener valor periodístico. Como lamentablemente debo trabajar para mantener mi escandaloso nivel de vida, ahorraré tiempo evitando las citas y fuentes. Si a alguien le interesa algo en particular las buscaré y las pondré a disposición. Las grabaciones de audio a familiares de la gente que falleció ese día y que subiré fueron tomadas por mí.

En la Capital Federal, a las cuatro de la tarde de ése 2 de abril, se decía por un canal de televisión, que la tormenta que había azotado esa ciudad pasaría “cerca” de La Plata, restándole importancia al fenómeno meteorológico. A esa hora –sin embargo- ya se habían cortado las telecomunicaciones y la electricidad, y el agua comenzaba a entrar a torrentes a los hogares de miles de platenses. Habíamos quedado desconectados del mundo. Ni siquiera en la Capital Federal sabían qué estaba pasando a menos de 60 kilómetros.

En el informativo de las 19 de TN, un periodista mostró un mapa en el que se veía que la tormenta pasaría "paralela a La Plata, por el río". En esos momentos ya habían caído en la ciudad 250 milímetros y estaba ocurriendo la peor tormenta de los últimos 10 mil años (por el nivel de recurrencia), según científicos de la Universidad Nacional de La Plata.

Esa tarde se desarrollaron en La Plata tres tormentas simultáneas, dos verticales y una horizontal. Al agua que caía en la ciudad se le sumaba la que se descargaba en el campo, en las afueras, pegado a la ruta 2, en la autopista a Mar del Plata. Esa masa de agua es la que entró, por la pendiente, al casco a más de 40 kilómetros por hora, formando corredorres en Avenida 32, diagonal 74, 51 y 51, en el arroyo El Gato, por El Regimiento que cruza el casco y se encuentra entubado y el Maldonado en la zona de Villa Elvira.


Aquel martes 2 de abril
El 2 de abril de 2013, el último día de un fin de semana largo, amaneció templado en la ciudad de La Plata. Sólo caía una lluvia tenue que se mantuvo desde las cuatro de la madrugada hasta las 11 de la mañana en que cesó. Si bien esa media mañana el cielo se encontraba nublado nada hacía prever el desastre que ocurriría ocho horas después.




Lluvia caída el 2 de abril


Hasta las nueve de la mañana habían caído 21 milímetros y a las 11 ya no llovía en ningún punto de la ciudad. Desde ese entonces hasta las cuatro de la tarde cayeron apenas 2.8 milímetros y una hora después tarde unos 38 más. Una cifra manejable por las condiciones de escurrimiento hídrico de la ciudad. Sin embargo ya había amplias zonas anegadas que mostraban dificultades en la absorción.

Cuando comenzaba a anochecer, entre las seis de la tarde y las ocho de la noche se desplomaron 225 milímetros y el agua corría a gran velocidad, como ríos, acomodándose a los cauces naturales de los arroyos que cruzan la ciudad.

Esa fuerza del agua, que circulaba por abajo, pegada a las calles y veredas, es decir, sobre los 40 o 50 centímetros de anegamiento, en algunas zonas, contrastaba con el espejo de agua que se encontraba quieto, pero por bajo corría a más de 40 kilómetros por hora. Así fue que arrastró a los vecinos que se encontraban caminando por la ciudad, tratando de llegar a sus casas o queriendo evacuarse.

Tal el caso que registré de los familiares de un vecino de calle 12 entre 37 y 38. Es el de un hombre que volvía en ambulancia de hacerse una sesión de diálisis. Como el chofer del móvil tenía miedo de quedarse empantanado, le ofreció bajar sobre la Plaza Belgrano y que caminara 60 metros hasta su casa. Eran aproximadamente las 19. El agua estaba calma, una vez que el vecino pisó suelo fue arrastrado por la corriente que no se veía en la superficie.

También ocurrió con una vecina de la zona de 17 y 45. La señora, mayor, puso sus papeles importantes en una bolsa de residuos, cargó su perrita y salió en la oscuridad. Fue arrastrada por el agua que corría por debajo. También falleció.


Cuánto llovió
Según el Departamento de Sismología e Información Meteorológica de la Facultad de Astronomía de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ese 2 de abril cayeron 392 milímetros de agua, más del doble de lo llovido el 11 de marzo de 1930, récord histórico hasta esta última tormenta. En dos horas, entre las 17 y las 19, cayeron 225 milímetros

El informe destaca otros registros históricos de las mayores lluvias registradas en un período de 24 horas a partir de 1909. El 11 de marzo de 1930 cayeron 173,8 milímetros; el 18 de enero de 1910 cayeron 162,0 milímetros, mucho menos que los 392,2 contabilizados ese martes.

Para tener un valor de referencia, la media en La Plata para marzo, el mes más lluvioso, es de 111 milímetros. La tormenta cuadruplicó ese valor en un día. La caída de agua histórica para todo el Otoño (marzo, abril y mayo) promedia los 257.8 mm.




Video tomado por un periodista de Cablevisión a dos
cuadras del canal la noche del 2 de abril

Los alertas que no funcionaron
Hacia las 15 de ese día, más de 120.000 usuarios de EDELAP se encontraban ya sin suministro eléctrico, la señal de la telefonía celular actuaba interminentemente y en amplias zonas de la ciudad directamente no funcionaba. Fenómeno que siguió durante varios días posteriores. De igual manera se interrumpió el servicio de la telefonía fija. Al carecer de suministro eléctrico no había conexión a Internet ni señal de televisión. Sólo las radios a pilas permitían recibir algo de información local aunque la mayoría de las emisoras locales estaban también desconectadas.

Un caso a destacar es el de la humilde radio FM Gonnet que transmitió durante esas horas manteniendo informados a los vecinos de la zona norte de la ciudad que desconocían el drama que estaba ocurriendo del otro lado del arroyo El Gato.

Cuando anocheció, en el peor momento de la tormenta, la ciudad se encontraba virtualmente desconectada del resto del país. Incluso dentro de la misma ciudad, barrios alejados del área más afectada y otros cercanos a ellas, no podían evaluar correctamente la situación al carecer de medios de comunicación.

Al punto que el miércoles 3 de abril, con media ciudad devastada, miles de platenses comenzaron el día de manera normal, muchos tomaron la autopista en la bajada de Punta Lara y en Villa Elisa sin dimensionar lo que ocurría. Se veía el agua correr por los arroyos y los campos pegados a la autovía anegados, pero no era posible entender el cuadro global. O se sorprendían de que no hubiera transporte público para ir a sus ocupaciones. 

El último informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitido respecto de la región del Gran La Plata se realizó en las primeras horas de ese 2 de abril, y no preveía mayores dificultades. Diez horas después, con la ciudad en el peor momento de su historia el SMN no informaba anormalidades.

Días después el director del SMN, Héctor Ciappesoni, admitió que por cuestiones técnicas de “incomunicación” con el radar de Ezeiza, ese organismo “no pudo dar el alerta a corto plazo” para advertir sobre la ferocidad del temporal que se precipitó en La Plata, y aseguró que de haber estado comunicados con el radar, habrían adelantado el fenómeno climático y su intensidad. Admitió que no tuvo esos datos desde las 5 de la mañana del día dos, hasta las ocho del miércoles tres de abril. "Tomamos conciencia del evento más tarde", dijo.



Los alertas de la ciudad
En esas condiciones los teléfonos de asistencia de la Municipalidad de La Plata comenzaron a registrar los primeros alertas y pedidos de ayuda a las 15.03 de ese 2 de abril.

El alerta temprana de la ciudad actúa sobre diversas fuentes de información, la más importante en esa época eran los partes del Servicio Meteorológico Nacional que como se dijo, no estaba conectado ni brindando información desde 10 horas antes.

Los delegados municipales extendidos en los barrios de la ciudad constituyeron la información denominada “segura” en el protocolo de Emergencia. De igual manera se recibieron información del 0800 que constituyó información “posible” ya que requiere confirmación.

También se registraban datos objetivos desde el sistema de Monitoreo Público Urbano que detectó las primeras emergencias mediante sus cámaras de seguridad que se mantuvieron brindando información mientras el servicio eléctrico funcionó, luego, también la municipalidad se quedó sin datos.

Con los datos brindados por observadores territoriales, la municipalidad decretó el ALERTA NARANJA a las 16.10 del 2 de abril y se convocó al Comité de Emergencia Municipal.

El intendente municipal, Pablo Bruera, se encontraba de vacaciones por el fin de semana largo, en el sur de Brasil. También se encontraba fuera de la La Plata el gobernador Daniel Scioli y la mayoría de sus funcionarios. El día anterior se había conocido que Mauricio Macri y su jefe de gabinete, tampoco estaban en Buenos Aires. A diferencia de ellos, Bruera no tenía vuelo directo para regresar.  Por eso lo hizo en las primeras horas de la mañana del 3 de abril. Tampoco lo tuvo el jefe de gabinete de la Ciudad Autónoma, Rodríguez Larreta quién volvió de Turquía tres días después.

Aun con su ausencia, según las actas a las que tuve acceso (y que tiene en su poder @relatodpresente, a las 17.40 ya se encontraba reunido el Comité de Emergencia y tras evaluar la información que se aportaba se declaró el ALERTA ROJA y se comunicó el nivel de catástrofe a los gobiernos Nacional y Provincial. 

Cerca de las 18.30 se constituyen en el Comité autoridades provinciales del Ejecutivo bonaerense, Policía, Bomberos, militares del Regimiento 7 de Infantería y Defensa Civil, y cerca de la medianoche arriba el secretario de Seguridad de la Nación junto a personal del Ejército argentino y los ministros de Seguridad y de Desarrollo Social de la provincia.

En esos momentos, miles de platenses que habían trabajado en el feriado intentaban llegar a sus casas. Una alumna mía de la universidad, había salido a las 15 de su trabajo en el Burger King del centro platense para dirigirse a su casa en el barrio de Los Hornos. Tardó dos horas en llegar a Plaza Moreno, a nueve cuadras del local de comidas rápidas. Allí, según relata, el agua parecía un río de montaña corriendo por las calles 51 y 53, a los costados de la Catedral y otro río que bajaba por la diagonal 74 desde el Cementerio local. Avanzó nadando y agarrándose de picaportes y rejas unas 15 cuadras más hasta que, supone que cerca de las ocho de la noche decidió volver dejándose llevar por la corriente.

Ya en el centro se dirigió a la casa de un tío para pedirle pasar la noche allí. El hombre que estaba sin electricidad e incomunicado pensó que su sobrina se había peleado con sus padres. No creía ni podía entender lo que estaba ocurriendo a 20 cuadras de dónde se encontraba.



Los arroyos que cruzan la ciudad de La Plata

Incendio en Destilería
Con la ciudad a oscuras, sin comunicaciones, con miles de platenses arrinconados en sus casas o desguarnecidos en las calles, el incendio de la Destilería de YPF en la ciudad de Ensenada insumió la operación de 30 dotaciones de Bomberos de diversos lugares del gran Buenos Aires que se habían dirigido a La Plata para asistir en el rescate de los inundados.

Recién a partir de las cuatro de la mañana del 3 de abril, los hombres que habían trabajado durante ocho horas en la destilería, a pesar del cansancio, se sumaron al operativo de rescate de los vecinos de La Plata.

El agua que subía de nivel arrastraba en superficie combustibles que entraron en contacto con el fuego del horno catalítico de YPF produciendo un incendio que amenazaba con hacer explotar los tanques de miles de litros que se encontraban, los más cercanos, a 80 metros de distancia. Para entender la falta de información basta el comentario de que cientos de vecinos de la región se acercaron para ver el incendio.


Destilería de La Plata, delante del incendio los contenedores de gas

Allí, en medio del caos y el temor, un ingeniero de planta decidió accionar unas compuertas clandestinas construidas a principios de los años 80 en el canal que corre paralelamente a la Avenida del Petróleo y que a su vez conecta Berisso con la ciudad de La Plata. Esas compuertas, cuya existencia ha sido negada, pero que incluso el concuñado de una víctima que había trabajado en YPF hasta 1996 me refirió personalmente que existían, selló la salida del agua hacia el Río Santiago en Ensenada. Por eso el agua que bajaba por las avenidas se topó en la zona del Bosque, ahogando a cientos de animales del Zoológico local y causando al menos cinco víctimas fatales en la zona de 2 y 60.

Lo que llovió “salió de rango”
El ingeniero hidráulico Marcelo Rastelli de Dirección de Hidráulica de la provincia de Buenos Aires estableció que la curva de recurrencia de la lluvia del 2 de abril se “salió de rango” era de más de 300 años. Por más de 300 años debe entenderse entre 301 o 700. “Es algo que no existe, la lluvia que se toma como patrón para hacer un desagüe tiene una recurrencia de dos años; la de una alcantarilla es de 10, la de un puente vial es de 50, y la de un puente ferroviario es de 100”.

“El estudio de la recurrencia, que sólo concibe determinar las tormentas esperables -esperables y concebibles-, no tiene más de un siglo en la Argentina, por lo que nadie puede saber si hace 5.000 años o 10.000 no hubo en el sitio que hoy llamamos La Plata una lluvia apocalíptica como la que tuvimos”, refiere Rastelli.

El rescate humanitario
Entre las primeras horas de la tarde del 2 de abril la municipalidad reunió y sacó a la calle a más de 400 agentes operativos en 84 vehículos. La desesperación hacía que no midieran que entrando a zonas inundadas los camiones se quedarían empantanados, cosa que ocurrió.

A medida que las horas pasaban se sumaron más trabajadores e inspectores hasta alcanzar, a las ocho de la mañana del 3 de abril casi 900 personas, 150 vehículos y 28 embarcaciones ligeras. Aunque es más que evidente que la Municipalidad no estaba preparada para asistir a cientos de miles de vecinos. Policía de la provincia, Prefectura Naval y otras fuerzas de Seguridad también fueron incorporando personal a medida que éstos podían salir de sus casas y acercarse a sus dependencias ya que el transporte público se encontraba paralizado. Parte del drama del rescate en las primeras horas fue que quienes debían participar de los operativos, también estaban inundados.


Villa Elvira, en la tarde del miércoles 3 de abril

Varias víctimas, según mis cuentas, al menos ocho, fallecieron tratando de llegar a las casas de sus familiares para verificar que ese encontraban bien. Tal el caso de un hombre que fue encontrado fallecido dentro de su auto en el distribuidor. En este caso hablé personalmente con la hija que vive en la zona de 2 y 57, y con un muchacho que estaba en su coche también en el distribuidor esperando que amaneciera. El joven contó que vio el auto que estaba a metros del suyo. Cuando comenzó a clarear la gente salió de los autos. Como de ése no salían se acercaron a ver y allí estaba, el hombre fallecido, creo que de hipotermia y la esposa desmayada. Aunque la hija, una abogada platense, cree que se ahogó ya que su madre contó que el agua se metió casi hasta el techo del vehículo, se supone que murió de un infarto.

En otras entregas contaré más casos recibidos de primera mano y subiré testimonios que grabé de familiares de fallecidos.

El día después
El amanecer del miércoles 3 de abril encuentra a miles de vecinos que pasaron esa noche en sus techos o cobijados en casas de familiares y amigos, atrapados en esquinas de la ciudad o estacionados en sitios altos como plazas y ramblas.

Con las primeras luces del día, La Plata luce un panorama desolador y se confirman los primeros fallecimientos de vecinos. Personal de Prefectura Naval, Ejército argentino, Defensa Civil y agentes de la Municipalidad continúan con las evacuaciones y ya se disponen de centros de asistencia integrados por ministerios provinciales, asistencia nacional y la estructura comunal.

Mientras aun se discutía en los medios de comunicación las inundaciones en la Ciudad de Buenos Aires, el país y parte de la propia ciudad comenzaba a enterarse de la devastadora tormenta que había azotado a La Plata. En esos momentos comienzan los primeros preparativos para el más impresionante rescate humanitario que haya registrado la Argentina.


Esa mañana aun permanecía cortado el acceso desde la zona norte al casco de la ciudad; Tolosa y Ringuelet aun estaban bajo el agua que no escurría hacia el río de la Plata, en parte, por el taponamiento del arroyo El Gato. La limpieza de ese arroyo, como del Maldonado y otros de la ciudad estaban en manos de la "Cooperativa Néstor Vive en nosotros", según un acuerdo firmado por los ministros Julio de Vido y Alicia Kirchner por Nación y Alejandro Arlía, por parte de la provincia de Buenos Aires, por valor de $3.700.000 en 2012. Ya volveré sobre este tema.



Miles de platenses esperaban en los techos, desesperados, incomunicados, muertos de frío, la ayuda que no llegó. Un damnificado de Villa Elvira me contó que pasó la noche junto a dos vecinas en el techo de un baño de 1.20 x 1.20, de material ya que las casillas se las había llevado el agua. Para mantenerse de pie y no caerse por el frío y los calambres se ataron con los cinturones y pañuelos entre ellos. Hacia las nueve de la mañana escucharon el motor de una lancha y comenzaron a darse valor a los gritos, entre ellos y a otros vecinos que estaban en sus mismas condiciones. Cuando la lancha se acerca su motor queda enredado en un cable que se usaba de tendedero de ropa y se la lleva la correntada. Esa lancha apareció en el Río de la Plata, donde sus ocupantes fueron rescatados a la tarde. Eran bomberos de Zárate que habían llegado en la madrugada y venían de trabajar de la zona de la destilería de YPF.

Un muchacho, de apellido Ruíz, cuyo padre y sobrino luego cayeron del techo y se los llevó el agua, durante la noche en la zona de Villa Elvira, cuando la casilla de madera en la que vivían cedió a la presión del agua, me contó que le decía "papito aguantá, ya van a venir a ayudarnos". Cuando finalmente pudo comunicarse al 911, cerca de las nueve de la mañana, la operadora le cortó la llamada diciéndole "ya van a ir, déjense de joder". Estaban solos. Siempre lo estuvieron.



Bomberos y policías demoran el levantamientos de
cuerpos esperando la autorización del fiscal. 

Hacia las 11 de la mañana del 3 de abril el silencio en el centro de la ciudad era ensordecedor. Ni una bocina, nadie hablando en voz alta. Silencio. A esa hora el ministro Ricardo Casal se reunió con la procuradora María del Carmen Falbo y acordaron que los cuerpos que se levantaran de la vía pública y se extrajeran de los domicilios particulares no serían denunciados como muertes dudosas para no recargar el trabajo de la Fiscalía de turno. Esa orden circuló mediante un radiograma a todas las comisarías de la ciudad.

Ahí comenzaba la faena del ocultamiento de la tragedia. Días después el propio gobernador Daniel Scioli daría por cerrada la lista de fallecidos.