La Batalla de las Ardenas

En mi pequeña campaña por seguir perdiendo lectores que vienen a disfrutar de las puteadas contra The Bitch, le dejo este bodrio que sigue en la línea del anterior post. Es lo que hay.

Se sabe que el gobierno piensa lanzar lo que denomina "la ofensiva final". El objetivo es llegar a las elecciones de 2011 con posibilidades electorales. La de máxima es llegar al Ballotage e intentar ganarlo, la de mínima es no terminar acampando en los Tribunales Federales de Comodoro Py el próximo lustro.

Para cumplir el sueño el plan que asocio a la ofensiva de las Ardenas del ejército nazi, tratando de impedir el avance de los Aliados sobre el territorio alemán en el invierno de 1944, tiene dos patas centrales. La primera es lograr, mediante recursos de amparo a presentar por representantes de partidos chicos, voltear la Ley de Partidos Políticos que ellos mismos impulsaron y logaron aprobar el año pasado. El objetivo es que tengan la posibilidad de competir en las presidenciales la mayor cantidad posible de candidatos. La idea es que si se abren las ofertas electorales, la base para llegar a la segunda vuelta será más accesible para el kirchnerismo.

Se miden todas la alternativas posibles
para armar una fórmula ganadora

La situación de preferencias electorales de Néstor Kirchner, que sería el candidato, se ubican en torno al 21 por ciento. No sube ni baja (el punto más bajo se registró en Diciembre de 2008 en torno al 19%). Se mandan una cagada y se mantiene, se mandan una genialidad y se mantiene clavado en ese guarismo. El supuesto crecimiento que habría experimentado en los últimos meses era más falso que una moneda de goma.

Así las cosas, ingresa el tema del bendito DNU para el uso de reservas del Banco Central para el pago de parte de la Deuda Externa privada. Si es que finalmente el gobierno pueda usar esos dinerillos, liberará del Presupuesto Nacional unos seis mil millones de dólares para volcar a su festival de dádivas. El único que logró explicar lo central, de manera simple, todo este tema fue Felipe Solá en el debate parlamentario, aunque nadie lo escuchó ni le dio pelota, porque es más interesante el puterío que ofrece el panradicalismo en los medios y porque a Felipe ya no le da bola nadie.

La otra pata del plan que podríamos denominar "Plata o mierda" es el lanzamiento de una batería de medidas entre las que se incluyen créditos hipotecarios con fondeo real de dinero (no las fantasías inaccesibles que anuncia cada dos por tres la Cris) a menos de nueve por ciento anual. Créditos de consumo para automóviles (que ya está negociando el ministro De Vido con las terminales automotrices el aumento de la producción a un ritmo igual al que había a mediados de los 90).

Se suma a esto el plan de implementar el tendido de antenas de WiFi gratuito en todo el conurbano bonaerense, parte de la Capital Federal y las cuatro o cinco ciudades más importantes del país. de esta manera intentarán congraciarse con la clase media, permitir el acceso a la monada y cagarle el negocio al Clarín/Multicanal/Fibertel. Se agrega la entrega efectiva de cientos de miles (tal vez lleguen al millón) de netbooks (hasta ahora entregaron sólo 22 mil de un plan original (anterior al que anunció la Sarmiento del Bicentenerio) de 250 mil.


El sueño de mantenerse, tal vez se apoye en lo que explicó uno de los pocos tipos que piensan (y le dan medianamente pelota en la constelación kirchnerista), el ex gordo Artemio López, y que entregó a su feligresía en este escueto, poco valorado y subestimado post que también publicó en del Diario Perfil. Clickear acá para ir a chusmearlo. Y a lo largo de estas semanas ha ido, tibiamente, largando otras pistas como en éste post y en éste también,

Debajo de la conceptualización sobre la "dimensión horizonal y vertical" que señala Artemio en sus artículos hay un buen análisis sobre lo que les pasó el 28 de junio de 2009 después de las 18 horas. Pero que les queda corto. El sustento de la teoría se basa en considerar a la opinión pública como seres sólo avidos de consumir, de comprar y disfrutar (lo cuál es en parte cierto), y que a partir de esa satisfacción, el estado de bienestar individual se transforma de manera medianamente automática en un corrimiento de intención de voto.

Es decir, se cree que si consumimos, colmamos nuestras expectativas de gasto y de alcanzar lo que soñamos (ya sea una motito, la casa propia o un LCD de 42 pulgadas, un sanguche de mortadela o un celular), se logrará modificar la visión política y al menos unos siete u ocho puntos podría crecer el candidato oficial del 2011. El voto del segundo cordón del conurbano en 2009 (que es uno de los pocos que puede ubicarse espacialmente para su análisis) y cómo se ha comportado el electorado en general del país, más la estructuración de una ciudadanía de nuevo tipo (como la que se está fortaleciendo en varios países de latinoamérica), plantean mis dudas sobre el éxito del plan.



De todas maneras, como dijo en privado un altísimo funcionario oficial, "no es que sea el mejor plan, es el único que tenemos".

En el próximo post, intentaré justificar el porqué "nunca fue la economía". El voto licuadora nunca existió, ni acá, con el Plan Austral de Alfonsín, ni con la Convertibilidad de Menem, ni el boom sojero de Kirchner. Sólo se trata de la vieja mitología política que le asigna a James Carville, el asesor de Bill Clinton que pegaba frenéticamente cartelitos en los comandos de campaña que alertaban "Es la economía, estúpido".
Son los marcos mentales, bobito.

Arrancó el frío y ya extrañamos el verano, no hay culo que nos venga bien.

¿Quedó alguien ahí?