La madición de Sísifo

Las Solange Bellone nos molestan, admitámoslo. Porque son muy rubias o porque a pesar de ser flor de boludas les va bien en la vida. Hasta que les va mal. Mientras que nosotros desde que tenemos 6 años vivimos compitiendo. Compartiendo la ropa con nuestros hermanos, matándonos por un yogurth, o una sonrisa de la maestra o una buena ubicación en el auto de papá.

En la adolescencia ni les salían granos a las Solange Bellone, ni engordaban. La ropa siempre les quedaba bien. Si jugaban al Bingo escolar ganaban. En las kermeses (qué antiguedad), se llevaban el oso más grande y al más lindo del curso. Y nosotros penando por los dos pesos de la entrada a la feria.

Luego, cuando parece que las cosas se equilibran, estas gentes heredan. Heredan a sus padres, que a su vez heredaron a sus abuelos. Nosotros a todo trapo, de nuestros viejos, heredamos sus panzas, un Ford Falcon 69, sus uñas o sus fobias. Y encima nos nos hablan y dan cátedra de lo bien que les va, con la que hicieron otros.


A ellos les pagaron buenas universidades, les regalaron un buen auto, buenas vacaciones. Una buena vida. Así, de gratis. Nosotros, leyendo de prestado un apunte o rajándonos del trabajo para rendir. Bancándonos en los medios de transporte público a los que escuchan cumbia por celular o hablan a los gritos por el Nextel.

Los vemos en las universidades, como compañeros en los trabajos, en el gimnasio o en las vacaciones. La vida les sonríe mientras que a nosotros se nos caga de risa. Consiguen parejas que aparecen como ideales, que luego les meten los cuernos, como a todos, pero los llevan con dignidad y un buen sombrero.

Sus hijos son rubios o merecerían serlo. Como los de Valeria Maza. Los nuestros unos indígenas que tocan y rompen todo. Los de ellos hablan inglés y leen a Shakespeare en jardín mientras que los nuestros siempre están a quince minutos de que los declaren infradotados.

Pero nosotros siempre estamos en la pelea. En galeras, remando contentos, silbando la marcha peronista mientras nos acercamos a puerto. Haciéndonos de abajo. Matándonos por cumplir nuestros deseos y nuestros sueños.

Y el tema no pasa por la supuesta cuna de oro de unos y la de barro de otros. Es como si alguien supraterrenal los hubiera escogido para enfrentárnoslos mientras a nosotros nos lleva a patadas por la vida. No es que la nuestra no sea mejor que la de muchos, sino tan sólo que nuestra pista de carreras está inclinada al menos 45 grados. Hacia arriba. Vaya uno a saber porqué.

Horrible

Pero lo que nos mantiene vivos y en movimiento, a pesar de todo, no es la dinámica de lucha constante. Es el miedo al hambre.

Creo que lo que mueve al mundo hacia adelante es el miedo al hambre. Hambre de todo tipo, de morfi, de no poder cambiar el auto o de terminar en un hotel sindical en Las Toninas, pero también de gloria.

El miedo a perder la carrera cosmonáutica con los rusos, llevó a los yanquis a poner al hombre en la Luna. El miedo a que lo mataran y se lo comieran, llevó a Colón a darle para adelante hasta Punta Cana. Miedo a no poder pagar el alquiler hizo que Fleming descubriera ese hongo curalotodo. Hambre de gloria y miedo a volver segundos, llevó al Pincha a traerse la Libertadores del Mineirao con 60 mil morochos gritando y luego de ir perdiendo 1 a 0.

En una frase de la película Lo que el viento se llevó, Scarlett, que la hicieron pelota, que se le murieron todos los que amaba, le quemaron el rancho y no me acuerdo si no se la violaron, de paso, se juramenta: "sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a tener hambre". Casi lo mismo que nos dijimos todos en 2001.

Los checonatos del ladriprogresismo

Oyarbide: No te distraigas con la rubia. Enfocate en Héctor Capaccioli, Alberto Fernández, Cristina Fernández, Néstor Kirchner. Su ruta. Cristina, Cobos y Vos se financió en parte, con facturas truchas y valijas bolivarianas. Ilegitimidad de origen, que le dicen.

Vicki Bereziuk, amiga de Forza y la viuda.
Cualquier colectivo la deja bien

ALERTA ! La fiscal del caso de la desaparición de la familia Pomar adelantó que si no hay avances en la hipótesis del conflicto familiar, van a investigar la pista marciana.



Hay futuro. Estamos condenados al éxito.