El Groncho ABC1

Al Groncho ABC1 sabe que es groncho pero le chupa un huevo, como todo. Críado por madres Gronchas Clase Media (G-CM), tiene alguna vaga idea del concepto de familia, del valor del esfuerzo y del futuro construído.

Heredó, se la robó o le vino de golpe. También existe la posibilidad que el respaldo económico o la carrera que lo sustenta sea producto de años y años arrastrándose, dejándose humillar para poder financiar los gustos y excentricidades de su familia. En este caso, esa sodomización a la que se someten en el mundo exterior, la purgan en el interior de sus privadísimos y seguros barrios; explotando y menospreciando a su personal, mujer e hijos.


Salvo esa categoría de G-ABC1, el resto disfruta sin esfuerzo pertenecer al tres por ciento de la pirámide socioeconómica argentina. Son liberales, pero chupan y han chupado la teta del Estado. Los que van zafando definitivamente, dejan de chupársela a los funcionarios, a los que ya no necesitan para facilitar una compra directa o una licitación.

El G-ABC1 se va de vacaciones con la sirvienta, a quién hace dormir en el cuartito de máquinas, con el termotanque y el lavarropas, en un catre desarmable. La lleva a la playa para que los atienda. Cuando puede dice que "la llevó de vacaciones porque es un amor". Sabe que tiene hijos, que tal vez estén en Paraguay o Ingeniero Budge. Igual, sólo la deja salir del Country los domingos a la tarde, después de lavar los platos de toda la familia. No les pagan mucho de sueldo, pero les regalan la ropa y los juguetes que sus hijos ya no usan, y cuando entregan el paquete se sienten la madre Teresa en las calles de Calcuta.

El groncherío garca, paradógicamente, tiene el mismo nivel cívico que el Groncho CC. No sabe/No contesta; no vota, no opina. Saben que nada que se defina políticamente podrá afectarlos y nadie los representará mejor que ellos mismos en las cosas que les interesan. Sin embargo tiene una especial predilección por ayudar o participar de organizaciones que dicen ayudar a pobres específicos: con alguna rara enfermedad, a un pibe de la Villa 21 que toca el violín o a entidades que combinen solidaridad con una buena estética.


No habla de su infancia o juventud, porque eso revelaría que el dinero le llegó de grande. Hace 15 años que no ve a sus hermanos y familiares, que quedaron en otro estadío del gronchaje. Si cuentan algo del pasado es para demostrar y demostrarse cuánto han progresado a pesar de todo. Pueden explicarle a la AFIP todos sus bienes y ganancias, salvo el primer millón. Pero para éso tienen contadores.

Conoce el Corte Inglés pero no el Escorial. Caminó por la Vía del Corso, donde compró zapatos y carteras, pero no tuvo tiempo de entrar al Mausoleo o a la Sixtina. Conoce París de noche y en el horario de los comercios. Le gusta Europa, pero prefiere Miami y St. Barts.

El Groncho ABC1 macho vive en un estado de completa alienación por las presiones que recibe en su trabajo o profesión, que mitiga con actividades tales como el Golf, frontón y deportes náuticos. Cuando está tranquilo se dedica a otras cosas: colecciona armas de caza, monedas raras, estampillas, sables y cuchillería, juguetes antiguos y/o modernos.


La mayoría no fue a la Universidad pero se muere porque sus hijos al final se reciban, de lo que sea, pero que se reciban. Los que sí estudiaron no le dan tanto valor al diploma porque saben que la supervivencia de sus hijos, criados como estúpidos por sus esposas y domésticas, dependerá de lo que logre juntar para dejarles. Cuando sean más grandes les pondrá un comercio o la representación de una marca.

Hablan, opinan y enjuician a todo el mundo que conocen. La mayoría son creyentes y van a misa cuando pueden. Pero no sienten culpa. Piensan que las oportunidades son para tomarlas. Su único placer intelectual es disfrutar de la desgracia pasajera o absoluta de otros Gronchos ABC1.


Hay una variedad de G-ABC1 que es el groncho agropecuario. Éste se cagó de hambre durante el menemismo, pero con la finalización del 1 a 1 y el boom de la Soja, ahora tiene una camioneta de 80 mil dólares y sueña con comprarse un pisito en Miami o Puerto Madero.

El trauma por los piojos que tenía en los 90 es tan grande que ni se acuerda que en ésa época vendía motitos para sobrevivir. Ahora con 100 o 200 hectáreas siente que es el rey del mundo, como Di Caprio en Titanic cada vez que coloca la cosecha a futuro. El primer sueño que cumplió en 2003 fue comprarse el cuatriciclo para usar en Cariló.


Los señores Gronchos ABC1 tienen amantes más feas que sus esposas, pero más calientes. Algunos, ya están de vuelta, y por U$S 100 la visita, se conocen a todos los travestis del microcentro porteño. Las señoras G-ABC1 no son de coger. Tienen la líbido en otro lado. Pintan, decoran, se creen que crían a sus cinco o seis rubiecitos, leen novelas y revistas, y fundamentalmente hacen dieta para adelgazar o tratamientos para engordar.

En 2001 se asustaron en serio. Fortificaron los countrys, iban a reuniones de seguridad en el House del barrio ante el temor de la invasión de la negrada y los saqueos. Muchos entregaron sus Volvos y camionetas importadas y las cambiaron por un VW Gol para ir a trabajar con bajo perfil. En ése entonces el dinero les "dolía" y muchos no permitían que su hijos vieran la televisión para enterarse qué pasaba en el país de los muertos de hambre y desdentados que reclamaban trabajo o una bolsa de comida.


El joven Groncho ABC1 ha visto demasiada violencia doméstica en su infancia. Está tan centrado en sus estudios y actividades que nunca se pregunta cómo sus padres hicieron tanto dinero si sus abuelos son pobres. La angustia existencial la tapa con drogas de diseño y viajes de estudio. Podría ser libre, ya que el dinero y los lujos no le importan; pero sus madres lo han castrado emocionalmente.

Finalmente los niños del Groncho ABC1 van a colegios en sus barrios privados donde les exigen muy poco. Estos chicos son bastante burros, asustadizos y con una baja comprensión cosmogónica de la vida y del mundo. Se relacionan con otros niños iguales a ellos; y en la adolescencia se aparean entre sí, ya que no hay posibilidad del "afuera". Son la futura clase dirigente de este país. Pero de tanta procreación endógena, tal vez sus nietos tengan enfermedades degenerativas, tal como ocurría con la nobleza europea.