No hay razas, hay racismo.

La discriminación por el diferente no es otra cosa que un reflejo vestigial de épocas en que el hombre primitivo necesitaba reconocer rápidamente a quienes no eran de su clan. Antropólogos ubican esta capacidad en los miles de años en que los Sapiens convivieron en Europa con los Neardenthales. Diferenciar era un mecanismo de defensa, de conservación de recursos y delimitación de territorio.

Esas mismas teorías desconfían ahora de la desaparición del Neardenthal por sus carencias adaptativas sino por el mestisaje con el Sapiens. Es decir dos razas, una con mayores habilidades mentales y por ende manuales, que se fundieron.


Los seres humanos modernos pertenecemos a una sola raza. Todos. Los estudios del ADN Mitocondrial demuestran que todos los humanos descendemos de no más de 200 mujeres madres que de un día para otro decidieron cruzar el llamado cuerno de África, hace apenas entre 70 y 40 mil años. La Eva Mitocondrial.

Toda la diversidad biológica que podemos observar en las poblaciones humanas pertenece por entero a la misma especie Homo Sapiens, así lo ha confirmado el reciente estudio del Genoma Humano.

Sí, genéticamente sos igual a la Picolotti, bobo.

El racismo radica básicamente en la idea misma de raza, en la creencia de que existen las razas como prototipos bien delimitados biológicamente, sea por el fenotipo o por el genotipo. De modo que racista lo es en germen todo aquel que cree que hay razas.

La idea y el sentimiento de pertenecer, o de que el otro pertenece, a un “tipo” humano dotado con un patrimonio genético peculiar no representa más que una derivación. Por eso no deja de ser racista el que defiende los derechos de razas en inferioridad de condiciones, ni siquiera el que defiende la igualdad de todas las “razas”.

Tal vez compartís el mismo ADN Mitocondrial que la perra.

La idea de la paridad o “igualdad de las razas” es una idea racista, por cuanto mantiene la creencia (genéticamente falsa) en la existencia de razas dentro de la especie Homo Sapiens. La fórmula adecuada estriba en la afirmación de la igualdad radical de todos los seres humanos, como miembros diferentes de la misma y única especie. Y es en nombre de esa igualdad en el que debe plantearse la exigencia de unos mismos derechos. Porque ni la pobreza, ni el hambre, ni la cultura, ni la marginación, ni la estupidez están programadas en los genes.


Odio citar a Clarín, pero acá hay una buena explicación: Nuestros genes revelan que todos somos parientes



Todos venimos de África, por tanto todos somos negros desteñidos. Sapiens somos todos. Negros de mierda también.