Las ventanas de Casa Rosada

La crisis energética; la rebelión del voto de las clases medias ilustradas de las grandes ciudades; la inflación; la vuelta de Eduardo Duhalde a "armar" en la provincia; el caso Skanska; la amante de Néstor que venía en el avión con el valijero Antonini Wilson; un posible brote maníaco depresivo de la Primera Dama; la amenaza de Aníbal Fernández de "arrepentirse" si no tiene una salida decorosa del Gabinete; el conflicto político y social en la provincia de Santa Cruz; la caída de las reservas monetarias cada vez que se pagan las obligaciones de la Deuda Externa; todo, todo, pero todo esto, es una huevada.

Lo único que preocupa al Gobierno Nacional es definir la estrategia y el momento con los que intentarán salir lo menos chamuscados posible del escándalo de la "abogada", nunca recibida, Cristina Fernández de Kirchner.

Al menos, llamativamente, cuando se conoció el caso del "ingeniero" Blumberg, nadie del staff gubernamental participó del escarnio público al que fue sometido. Ya no figura en ningún sitio oficial, y se presume que en ninguna papalería, el término Dra. de la señora.

Cómo salir del tema, y si es posible después del 28 de octubre, es lo único que hace mantener las luces prendidas de la casa de Gobierno hasta la madrugada.