La Patria pichulera

Hace quince años nacían en algún lugar del país los quintillizos Riganti. El país era una joda, un dólar valía un peso, las privatizaciones, los argentinos que podían viajar por doquier desparramaban el encanto de nuestra argentinidad, y Susana Giménez se consolidaba como la reina de la TV.

Eran rubiecitos, sus padres tenían todos los dientes y hablaban dos oraciones de corrido. Se convirtieron en un éxito mediático, y todas las viejas chotas se babeaban frente al televisor cada vez que aparecían: que cortaron un diente, que el primer día de clases, etc.

Las marcas de pañales, mobiliario infantil, ropa para niños, cosmética, juguetes, todos se montaron sobre los Riganti. Claro cada vez eran más rubios y Susana los amaba. Hasta una casa en Beccar les regalaron.

No pagaban ni el champú que usaban. La vida pasó, se fue Menem, sus padres se separaron, Susana se hizo millonaria con las boludas que llamaban a su programa, y nos olvidamos de estos chiquilines.



Ahora estos grasas VIP, próximos a cumplir 15 años, han salido de gira nuevamente para que les paguen la fiesta, los vestidos, el catering, los souvenires y la puta que los parió. Ayer estuvieron con Susi, la madre agradeció hasta al peluquero.

Tristísimo.