Pero viendolo de ésa manera, hoy millones de tipos siguen cagando en un tacho, se mueren a los 45 y si nacen pobres mueren pobres (a menos que sean kirchneristas de la primera hora). Si te descuidás te lleva puesto el Dengue, el mal de Chagas o la Gripe A. Y si se te queda el auto Villa Pineral te comen crudo con papas después de violarte ocho veces.
La masividad de los festejos demuestran que a la gente le encanta salir y divertirse. Qué está al pedo, seca, amargada, pero siempre le pone onda cuando alguien libera la posibilidad de pasar un buen rato gratarola. También es cierto que los que tenían un mango en el bolsillo se fueron a Uruguay, las sierras o a la costa.
Pero la fiesta fue total. Muy buena onda. Incluso los pungas te llevaban el teléfono pero no te tocaban la escarapela. Pocas banderas en los balcones ¿Las estarán guardando para el Mundial?
Insólita reacción de presidentes cuando Cristina insinúa
que la movilización popular es en apoyo a su gobierno
Una buena imagen del Bicentenario la constituye los amontonamientos en los stands donde regalaban algo. En el de Córdoba cortaban alfajores en cuatro porciones y los ofrecían a los paseantes. Por un momento pensé que estaban reproduciendo el terremoto de Caucete o la tragedia de la Puerta 12 de River. Eso era desesperación.que la movilización popular es en apoyo a su gobierno
En la carpa de Neuquén hacían cola para chupar los restos de un frasco de zapallos en almíbar. El piberío del conurbano se afanaba un dinosaurio de goma espuma para asarlo en Nueve de Julio y Belgrano. Cuando a las 0 horas del 25 se comenzó a repartir chocolate caliente con churros, ni las madres reconocían a sus hijos. Parecía un homenaje a la Reconquista de Buenos Aires en 1807. Chicos quemados por el brevaje y viejitas pisoteadas como las banderas inglesas en la rendición de Beresford.
El momento cúlmine fue cuando en el desfile artístico pasó el grupo que representaba a los limpiacoches, los desarmaderos y los reducidores de oro. El momento de tensión fue cuando los trapitos quisieron cobrarles a los arrieros por cuidarles las carretas y a los milicos que estacionaban los tanques en la calle Corrientes.
Pero el momento top del finde largo es la entrada de Ricardo Fort al Teatro Colón. Eso es el Bicentenario. OK, él mismo se encargó de justificar que tiene abono permanente. 100 millones de pesos se gastaron en arreglar un lugar en el que van, de vez en cuando, dos mil personas. Si les gusta la Ópera que se la banquen ellos. Que se la financien solos la puta que los parió. Y esos son los mismos que se quejan de los subsidios al pobrerío.
Fuera de esto, no pasó nada. Lo único que se pudo aprovechar para signar políticamente el Bicentenario fue el rechazo de Cris de asistir a la apertura del Teatro. Como si a los que iban les importaba un carajo que la yegua estuviera allí sentada poniendo cara de adolescente sorprendida. O si para castigo supremo queríamos verla aburriéndose al lado de Graciela Borges y Horacio Larreta.
O el tema de los Tedeum. ¿Puede haber algo más aburrido que un Tedeum? ¿Qué persona normal quisiera asistir a un Tedeum?. Ni los curas quieren ir a los Tedeum. Pero no, había que hacer uno para todos. Como si alguien de los presentes escucha lo que dice el obispo. Como si les importara o fuera importante.
¿Que ni Cristina ni Néstor quisieron enfrentarse a la multitud sin protección de sus barrabravas? Son cualquier cosa menos boludos. La plebe salió a divertirse no a apoyar al gobierno. Al menos hasta que hoy a la tarde 678 nos demuestre lo contrario.
La historia de este país no está cruzada por los deseos de Unidad. Es un verso. La lucha en este país siempre fue la pelea por conseguir la mayoría. El problema es el equilibrio y la desaprensión política. Nunca se buscó la unidad porque ningún grupo logró imponerse a otro. Aquí, el degüello, fue un deporte nacional. Se mataba de a pie, a caballo, con un cuchillazo en la nuca, por desangre, decapitación, apaleamiento, lapidación, fusilamiento, una bomba debajo de una cama y por submarino seco y mojado.
Pero finalmente podemos agradecer que terminó esta semana del Bicentenario. Los medios cuando quieren saben como saturarnos con sus noticias. Hasta en Animal Planet pasaban documentales de las mascotas de los próceres. Ley de Medios YA! Todos los boludos/as en la tele disfrazados de mazamorreras, de Patricios o dama antigua. Parecía imposible pero pudieron convertir al país en un gran acto escolar.
Tampoco se podía pedir más, admitámoslo. El 80 por ciento del país no puede explicar que és la división de poderes, ni distinguir a San Martín de Belgrano o justificar porque la ciudad de Buenos Aires no es la provincia de Buenos Aires.
Pero la joda sigue. Ya tenemos el Mundial encima. Messi grita con esa vocecita de gallego mal culiado "Vamos Argentina la concha de la madre" y ya está. Compramos. Ahora nos va a vender ojotas, desodorantes, zapatos de vestir con suela de goma y hojitas de afeitar.
Somos muy fáciles y ellos lo saben.
Hasta Messi lo sabe.