Con las manos quemadas, empapelado mal, lo sacaron de su casa junto a una maceta de marihuana en una combinación perfecta para la construcción mediática del monstruo: Joven, rockero, fumanchero, golpeador y piromaníaco.
Los mismos pejertos que acusaban al pobre Pomar de abusador y fracasado, inventando información y recibiéndola off de record de fiscales de cuarta, comenzaron a articular al enemigo.
La chica, con flequillo Stone, también rockera y fumanchera, no encaja en los parámetros del perfil proyectable. Es decir, lo que le pase a ella, no le importa un carajo a nadie. Pero la posibilidad de destruir al flaco, la convierte en una víctima adorable.
Lo mismo comenzó a ocurrir con una embarazada de Rosario que desapareció luego de ir al supermercado. La crónica (luego del hecho en sí, que es que se esfumó) necesitó para darle sustancia, insinuar que no estaba embarazada y que le clavaba las guampas al marido, entre otras hipótesis. Pero el esposo, lamentablemente en la pantalla da corte buenazo y no permite erigirlo como posible autor de un homicidio. Por eso es que el tema quedó ahí.
También por ello es que estamos frente a un "misterio". Pero el tema decreció en intensidad porque al ser pobretones sus protagonistas, no permite que el público objetivo, definido por ejemplo por el semiólogo Oscar Steimberg para el grupo Clarín, pueda proyectar sus miedos y frustraciones sobre el caso.

para recordar al asado de tira. ¡Ni olvido ni perdón!
Tampoco el descubrimiento de cucarachas en un hospital de Formosa, ni la malaria y el hambre de los habitantes de las islas de Corrientes logra prender en la audiencia. OK. Son temas que erosionan al gobierno, pero no contagian. Porque -seamos sinceros- nos importa un carajo que a 600 kms de nuestras casas haya argentinos viviendo en la Edad de Bronce.
Diferente es la fórmula que descubriera para Clarín otro semiólogo (Heriberto Muraro y su verso del TeleSurvey): A la clase media socioeconómicamente hablando, o los que creen serlo, disfrutan de las historias de un pasado supuestamente glorioso, que los representa en su aspiracional de vida.
Como el esquema funciona, desde Canal 13 y TN nos matan 20 minutos por hora con historias de hoteles en ruinas, recuerdos de científicos de los años 60 y con cualquier otra información que pueda asociarse a un desarrollismo que nunca existió fuera del de Perón.
estudia entregarles DNI a los Mosquitos para que
puedan votar en la interna abierta de 2011
En Telefé, la propuesta es otra: Capturar parte de la audiencia hastiada de la mala onda. Bastante dura es la vida real como para que a la hora del almuerzo o la cena, la TV nos muestre las miserias que no queremos ver en la calle. Mucho gadget tecnológico modernista, una chica que -raro en un canal chupacirios- está tatuada hasta en las tetas y da corte mugrienta y fumadora de chala que nos cuenta noticias del espectáculo. Los dos conductores, descafeinados, más pelotudos que buenos, son los yernos ideales de cualquier gorda comedora de bizcochitos del conurbano. Se ríen mientras relatan las tragedias del planeta y por eso resultan amigables.
Lo que le pasa a C5N es triste. Pensado y organizado como un canal para garcas y producido por garcas, apunta incomprensiblemente a masificar su discurso. El problema es que el pobrerío no aspira a ser garca, sino clase media. Y aunque a la clase media (y los pobres que tienen cable) le encantaría que cagaran a tiros a todos los villeros, tiene demasiado odio al gobierno como para comerse el verso de Feinnman, Hadad, el Negro Oro y toda esa runfla. El glamour noventista de C5N, su ética y estética, es incoherente con la pobreza cultural y económica de su público objetivo.
Los medios reflejan adecuadamente la opinión mayoritaria de las personas que los consumen, pero de ninguna manera forman opinión sobre los hechos que reproducen. Los medios son muy buenos para decirnos sobre qué pensar (imponernos agenda), pero está demostrado científica y empíricamente hace más de medio siglo que no pueden activar sobre cómo hacernos pensar sobre ciertos temas.
Esto no está guionado. Estas pelotudeces les salen
espontáneamente. Aviso: No intenten esto en sus casas
espontáneamente. Aviso: No intenten esto en sus casas
Si fuera así, tal cuál defienden increíblemente algunos creídos "intelectuales" de medios K algunas teorías que hace 60 años quedaron perimidas, viviríamos en un mundo más oscuro que el que planteó Orwell en su libro 1984. Por eso gastan nuestros aportes al monotributo financiando programejos como 6, 7, 8. Que a esta altura resulta más ingenuo que un acto escolar.
Pero la TV Pública habla correctamente de cómo ellos nos ven a nosotros: Como seres totalmente pasivos, como si fuéramos esponjas mediáticas a las que si nos estructuran historias en un buen marco, vamos a aceptarlas mansamente mientras desconocemos las evidencias de lo que los franceses llaman la realidad real.
Al fin y al cabo, lo único como la gente para ver en los canales de noticias son los culos de las chiruzas que van a los balnearios urbanos que nos traen al living de nuestra casa las cámaras de Crónica. Miles de monitos metidos en las piletas públicas, meando y desparramando bacterias, comiéndose un sanguche de mortadela con 40º de térmica, pero felices, mientras saludan a la vieja que los mira por TV.
Cristifrase
"Estuve presa un mes durante el gobierno de Isabel Perón,
en Río Gallegos, junto con Néstor Kirchner
y con otro compañero que había
sido el testigo de nuestro casamiento".
en Río Gallegos, junto con Néstor Kirchner
y con otro compañero que había
sido el testigo de nuestro casamiento".
Cristina Elisabeth Fernández Wilheim de Kirchner
Soñadora. Abducida. Humorista Nacional
Sábado 13 de febrero de 2010. TV Pública.
La TV existe parta entretener. La gente llega a su casa cansada y agobiada de trabajar, con sus frustraciones a cuestas y prende la tele para divertirse (dividirse, partirse en dos, entre el mundo real y el fetichismo que la mantiene estructurada y coherente).Soñadora. Abducida. Humorista Nacional
Sábado 13 de febrero de 2010. TV Pública.

Así que, muchachos, dennos culos y tetas, y dejen de bajar línea, que nadie las da pelota.