martes, 20 de enero de 2009

De onda

Pasaba por acá y me sorprendí por la gran cantidad de comentarios (que estoy leyendo). No quería despedirme así, con la mala onda del post anterior.

Ahora que todos son amigos de Obama, también yo me siento esperanzado.


Porque algún día el mundo será de los que nos sentábamos en la última fila.

Porque aunque no llueva si en este país tirás una semilla nace una planta.

Porque creemos que sigue vigente la utopía de vivir bien sin trabajar.

Porque pareceremos boludos pero nos damos cuenta que así no va más.

Porque tal vez, finalmente, traigan a Tutankamón, como todos queremos.



Mientras tenga Banda Ancha aunque deba robarme la señal.

Mientras un sanguche defina un voto.

Mientras sea más importante tener razón que ser feliz.

Mientras que haya un ganso que se emocione con las notas de Telenoche.

Mientras la lipotimia no sea considerada una enfermedad grave.



Como una estrella tintineante el Mar de los Sargazos de nuestra mediocridad.

Como la tía vieja que nos aburre pero nos deja plata en un sobre cuando se va.

Como el referente de una Unidad Básica que nos viene a buscar el día de las elecciones.

Como un microempresario que fabrica trapos de piso y se queja de la caída de las bolsas de valores.

Como quién ve la vida desde el fondo de su pileta Pelopincho.



Donde haya un choripán o una bondiolita esperando, allí estaré.

Donde se necesiten monedas para el bondi, allí estaré.

Donde haya que juntarse para romperles las bolas al Poder abusivo de turno, allí estaré.

Donde una docena de Bolas de Faile sea excusa para la charla franca, allí estaré.

Donde un compañerazo ofrezca un contrato de ñoqui, allí estaré.



Con la roja y blanca puesta, allí estaré, allí estaré.