martes, 27 de febrero de 2007
Las cosas como son
Por fin alguien dice las cosas como son. Alan García se cruzó duro con un poblador de un barrio pobre de Perú y lo trató de parásito.
Por estos lados nadie se atreve a plantear el tema tal como es. Que sean pobres no implica que sean buenos, trabajadores, etc.
Estoy podrido de las exigencias de gente sin iniciativa reclamando casas, pañales descartables, trabajo, lo que sea, como si fuera obligación que alguien se los dé.
“Dejen de estirar la mano para ver si llueve, dejen de pedir, que eso sólo los hace parásitos”, dijo el mandatario peruano. ¿Está mal planteado el tema?, ¿Causa escozor?, ¿No será que es cierto?
Tal vez sea negocio para muchos que, no solamente haya tantos marginales, sino que la cultura de dame dame es más barata y fácil tanto para los que los gobiernan, como para ellos mismos.
"Dame trabajo, dame agua potable, dame alcantarillado. ¿Qué más quieres que te dé? Crece por tu propio esfuerzo, trabajando unidos”, dijo el peruano.
Me tienen cansado los gronchos que reclaman derechos que ni siquiera se toman el trabajo de conocer (o votan a conciencia?). Me tienen podrido las viejas chotas de Villa Soldatti, que se oponen al traslado de los gronchos, pero aprovechan para manguear un terrenito para sus hijos.
Me tienen harto los mediocres comentaristas de los medios que se horrorizan de las viejas chotas, por su "poca solidaridad". ¿Porqué no ubican a la Villa frente a sus casas, en lugar criticar a las viejas chotas?.
El país de las últimas cosas
"Éstas son las últimas cosas -escribía ella-. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existen; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo.
No espero que me entiendas. Tú no has visto nada de esto y, aunque lo intentaras, jamás podrías imaginártelo. Éstas son las últimas cosas. Una casa está aquí un día y al siguiente desaparece. Una calle, por la que uno caminaba ayer, hoy ya no está aquí. Incluso el clima cambia de forma continua: un día de sol, seguido de uno de lluvia; un día de nieve, luego uno de niebla; templado, después fresco; viento seguido de quietud; un rato de frío intenso y hoy, por ejemplo, en pleno invierno, una tarde de luz esplendorosa, tan cálida que no necesitas llevar más que un jersey.
Cuando vives en la cuidad, aprendes a no dar nada por sentado. Cierras los ojos un momento, o te das la vuelta para mirar otra cosa y aquella que tenías delante desaparece de repente. Nada perdura, ya ves, ni siquiera los pensamientos de tu interior. Y no vale la pena perder el tiempo buscándolos; una vez que una cosa desaparece, ha llegado a su fin.
Así es como vivo -continuaba su carta-. No como mucho, sólo lo suficiente para mantenerme en pie, no más. A veces me siento tan débil que me parece que no podré dar otro paso. Pero lo logro, a pesar de los períodos de abatimiento, me mantengo activa. Deberías ver qué bien lo hago."
Paul Auster